La roca de la Gruta también ha resguardado lo sobrenatural o milagroso. Pasa por ella y tocarla supone a los fieles una manera de unirse a Dios y recurrir al rezo a la Virgen para rogarle por la salud de ellos mismos, familias, amigos, conocidos, etc.
LA LUZ
El 19 de Febrero de 1858, Bernadette se dirigió hacia la Gruta con una vela encendida sostenida por sus manos hasta el final de la aparición, la cual a petición de la Virgen, ésta debía mantenerla ardiendo hasta consumirse por completo en la Gruta. Por ello, la vela es uno de los objetos más simbólicos e imitados en las diferentes celebraciones, en especial, la Procesión de las Antorchas.
EL AGUA
La popularidad que adquirió el agua de Lourdes es debido a las diversas apariciones de entre el 11 de febrero de 1858 hasta el 16 de julio de 1858 en la Gruta de Massabielle. Un considerable número de personas afirman haberse curado gracias a esta agua, que no contiene ningún sentido terapéutico o con alguna propiedad específica. Sin embargo, esto ha generado un sentimiento de Fe muy notable con el paso de los años.
También es de gran importancia el conocido gesto del agua en las piscinas, un acto que representa la sanación física y moral por la gracia de Cristo.
LOS ENFERMOS Y HOSPITALARIOS
La ayuda ejercida por los voluntarios que, cada año, va en aumento, es indudablemente necesaria para llevar a cabo las inolvidables peregrinaciones a Lourdes, así como las distintas celebraciones y actividades que se hacen a lo largo del año. Para todos y cada uno de los Hospitalarios, la prioridad es el bienestar, felicidad e ilusión del enfermo. Gracias a ello, a medida que nos integramos en auge obtenemos considerablemente importantes conocimientos para la práctica con el enfermo.