Se produjo el 11 de febrero. Una luz resplandeciente como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo, una Señora prodigiosamente bella se dejó ver por Bernardita. Vestía un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle con una cinta azul; largo velo blanco caía hasta los pies envolviendo todo el cuerpo. Los pies, de una limpieza virginal y descalzos, parecían apoyarse sobre el rosal silvestre. Dos rosas brillantes de color de oro cubrían la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Juntas sus manos ante el pecho, ofrecían una oposición de oración fervorosa; tenía entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa cruz de oro.
Todo en ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad, dulzura y paz. La frente lisa y serena, los ojos eran de un azul celeste llenos de amor y los labios mostraban suavidad y mansedumbre, La Señora parecía saludarla tiernamente mientras se inclinaba ante Bernardita.
Bernardita buscó su rosario haciendo, como para defenderse, la señal de la cruz, pero su mano quedó paralizada. En ese momento la Virgen tomó la cruz del rosario e hizo la señal de la cruz y le dijo a Bernardita que lo hiciera como ella.
En ese momento su brazo paralizado quedó libre. La Señora empezó a pasar las cuentas del rosario entre sus dedos y Bernardita empezó a rezar el suyo. Al terminar, la Virgen le hizo señas con el dedo para que se acercara y entendiendo el brazo, se inclinó dulcemente y sonrió como despidiéndose de Bernardita. ¡La visión había desaparecido!
Bernardita preguntó a las otras niñas si habían visto algo y al éstas responderle que no, les contó su experiencia y les pidió silencio. Pero la hermana de Bernardita se lo contó a su mamá. La madre no le creyó y ordenó a Bernardita que se dejase de imaginaciones y que le estaba prohibido regresar a la Gruta.
Esa noche mientras rezaban el rosario en familia, Bernardita rompió en llantos, repitiendo su invocación favorita: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a ti”.
14 / FEBRERO / 1858
Aparición
2º
El día 14 de febrero, las niñas insistieron en que les dieran permiso para regresar a la Gruta. Todos pensaban que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño del demonio, y entonces le dijeron que fueran a la Gruta y rociara agua bendita. Así huiría el demonio y se quedarían tranquilos.
Cuando llegaron a la Gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran a rezar el rosario. Apareció de nuevo la Virgen. El rostro de Bernardita se transfiguró. Ésta tiró el agua bendita y dijo: “Si vienes de parte de Dios, acércate a nosotras”. El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen y sonriendo con más dulzura se acercó a Bernardita. Tomó el rosario y se persignó con él. Empezaron ambas a rezarlo.
Al atardecer ya toda la población comentaba las maravillas que ocurrían en la Gruta de Lourdes, pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.
3º
Aparición
18 / FEBRERO / 1858
Los padres de Bernardita empezaron a creerle ya que ella jamás había mentido y se caracterizaba por su obediencia. Además los convenció de la naturalidad con que ella exponía los eventos y sus más pequeños pormenores.
El 18 de febrero, una señora y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la Gruta. Fueron con ella primero a la Santa Misa de las 5:30 a.m. y de allí se dirigieron a la Gruta. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza superior la empujase hacia allá.
Se arrodilló y empezó el rosario, lanzó un grito de júbilo al ver al fondo de la Gruta a la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la Virgen dijo que sí. Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar mientras encendían un cirio bendito.
Bernardita le pasó un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle. La Virgen le dijo: “Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos”. Bernardita se lo prometió y la Virgen le respondió: “Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro”.
19 / FEBRERO / 1858
Aparición
4º
Bernardita acude al lugar junto a 7 personas más, entre las cuales, estaba su madre, Louise Soubirous, y sus dos tías el viernes 19 de febrero de 1858.
Poco a poco, la gente fue haciéndose eco de aquellos acontecimientos, entonces comenzaba a dividirse la opinión popular. Por un lado, estaban los que creían a la niña, y por el otro los que no se fiaban en los dichos de Soubirous.
Cada vez comenzaban a acercarse más personas a la Gruta, algunos creyentes, otros dudosos, y muchos otros, curiosos. A partir de este día, iba a todas las apariciones con una vela encendida. En este momento se origina la costumbre de llevar velas a la gruta.
5º
Aparición
20 / FEBRERO / 1858
El sábado 20 de febrero de 1858 aquella oración, la niña la rezaba todos los días, pero era totalmente personal, no la decía a nadie. Pues así se lo había encomendado la Señora. Tiempo después, Bernardita reveló esta situación.
En la aparición del 20 de febrero, acudieron al lugar, cerca de 30 personas, las noticias de las apariciones, comenzaron a hacerse eco en ciudades aledañas, con lo cual concurrían allí, gente de otros, muchos afirmando y creyendo que aquella Señora era verdaderamente la Virgen María.
21 / FEBRERO / 1858
Aparición
6º
El domingo 21 de febrero de 1858 la Señora le dice a Bernardita: “Orarás a Dios, todos los días, por todos los pecadores”.
Ese domingo, luego de la aparición y de regreso al pueblo, la jovencita es interrogada por el comisario de la policía, con la intención que contara todo lo que había visto.
7º
Aparición
23 / FEBRERO / 1858
Martes 23 de febrero de 1858. Ya en la Gruta hace su aparición Nuestra Señora, esta vez, para comunicarle un secreto a la niña, una confidencia “sólo para ella” le repite dos veces la Señora. Aquel secreto a día de hoy, nunca fue revelado. El cura le pide pruebas a Bernardita de que la Señora es verdadera.
“sólo para ella”
24 / FEBRERO / 1858
Aparición
8º
Miércoles 24 de febrero 1858. Este mensaje dejó la Señora:
“¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Ruega Bernarda a Dios por todos los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!”. Como acto de penitencia y signo de humildad, una práctica que continúa hoy en día en Lourdes.
Más de 260 personas hacen presencia de aquella escena.
9º
Aparición
25 / FEBRERO / 1858
Jueves 25 de febrero de 1858. Trescientas personas están allí presentes. Cada encuentro más y más fieles la acompañan a Bernardita.
Bernardita cuenta: “Me dijo que fuera a beber a la fuente, no encontré más que un poco de agua fangosa. Al cuarto intento, conseguí beber; me mandó también que comiera hierba que había cerca de la fuente, luego la visión desapareció y me marché”.
Gran parte de la muchedumbre cree lo que observa, pero también algunos se burlan de la niña y la juzgan de loca, pues su cara estaba llena de lodo, había escarbado entre la tierra una y otra vez, hasta que el agua emanó de allí.
No fue nada casualidad, que aquel manantial comenzara a aflorar al día siguiente de aquel acto, desde ese entonces, y hasta hoy, el agua sigue emergiendo. Desde entonces ha sido vehículo de muchos milagros certificados por la Iglesia Católica.
“Me dijo que fuera a beber a la fuente"
27 / FEBRERO / 1858
Aparición
10º
El sábado 27 de febrero de 1858 concurren más de 800 personas a la Gruta. La aparición esta vez es totalmente silenciosa. Bernardita vuelve a beber agua de aquel manantial que dos días antes se habían originado, y realiza los gestos habituales de penitencia.
11º
Aparición
28 / FEBRERO / 1858
Domingo 28 de febrero de 1858. Bernardita reza, besa la tierra y se arrastra de rodillas en señal de penitencia. En su regreso al pueblo, se la llevan a la casa del juez local Ribes, que la amenaza con encerrarla en la cárcel. La cantidad de personas que visitan la gruta llega a más de 1000.
1 / MARZO / 1858
Aparición
12º
Lunes 1 de marzo de 1858. Este día acuden más de mil quinientas fieles, entre ellos, y por primero vez, un sacerdote.
Catherine Latapie, una ama de casa y amiga de la familia Soubirous, acude a la Gruta en aquel primero de marzo. Luego de ver todos los gestos que hizo Bernardita ante la Virgen, esa misma noche regresa a la Gruta junto a sus dos hijos.
Entonces aquella noche llega a la Gruta, comienza a rezar el rosario y luego sumerge su brazo y mano en el agua del manantial recuperando su agilidad. De forma simultánea, comenzó con trabajos de parto, y a las pocas horas dio a luz a su hijo. Estos datos quedaron documentados por su médico, el doctor Pierre Romaine Dozous, quien ya tenía ocurridas en aquel manantial. Ocurre entonces el primer milagro del agua de Lourdes.
13º
Aparición
2 / MARZO / 1858
Martes 2 de marzo de 1858. La muchedumbre aumenta cada encuentro más. La Virgen le encarga a Bernarda:
“Ve y dile a los sacerdotes que se construya en este lugar una capilla y que se vengan en procesión”. Bernardita entonces va y le cuenta al cura Peyramale, párroco de Lourdes, el encargo que le hace la Señora. El sacerdote de Lourdes pretendía saber el nombre de la Señora.
Entonces exige, a manera de pruebas, ver florecer en invierno el rosal silvestre de la Gruta. Esto causa confusión en los curas locales y Peyramale, el párroco, va a consultar al Obispo.
3 / MARZO / 1858
Aparición
14º
Miércoles 3 de marzo de 1858.A las siete de la mañana, cuando ya hay tres mil personas, Bernardita se encamina hacia la Gruta; pero la visión no aparece. La gente por supuesto, mucha, comenzó a criticar y a culpar a la niña de mentirosa. Todos de regreso a casa, Bernardita también, pero al salir del colegio aquella tarde, presiente que tiene que volver a la Gruta; acude y esta vez, si hay visión de la Virgen en su Gruta, Bernardita vuelve a preguntarle su nombre.
La respuesta de la Señora es sólo una sonrisa. Fue entonces que la niña le dice a María lo que el párroco Peyramale le había dicho:
“Si de verdad la Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer en invierno este rosal que envuelve la Gruta”.
Durante la aparición, Bernardita le pregunta su nombre, pero ella sólo baja la cabeza y sonríe.
15º
Aparición
4 / MARZO / 1858
Jueves 4 de marzo 1858. El gentío es cada vez más numeroso está esperando un milagro al finalizar estos quince días. La Señora no dice su nombre. El cura le sugiere a Bernardita que no vuelva. Mientras tanto el cura Peyramale se mantiene en su postura. Durante los próximos veinte días, Bernardita no presienta el llamado que siempre la invadía, y entonces no acude a la Gruta.
25 / MARZO / 1858
Aparición
16º
Jueves 25 de marzo de 1858. Por fin la visión revela su nombre; pero el rosal silvestre sobre el cual posa los pies durante las apariciones no florece. Bernardita cuenta: “Levantó los ojos hacia el cielo, con sus manos juntas a manera de oración me dijo: soy La Inmaculada Concepción”.
Una vez concluido el encuentro, la jovencita sale corriendo al encuentro con el párroco, repitiendo una y otra vez aquello que la Señora le había dicho, para no olvidarse. Ella no entendía bien el significado de aquel nombre, ignoraba que se usaba para nombrar a la Santísima Virgen.
Esto conmueve al sacerdote ya que unos años antes, en 1854, el Papa Pío IX había declarado aquella expresión como verdad de fe, o sea, como un dogma. Al tratarse de una joven analfabeta y sin acceso al dogma católico de la Inmaculada Concepción, estas palabras permitieron que por fin el sacerdote de la parroquia la creyese.
17º
Aparición
7 / ABRIL / 1858
Miércoles 7 de abril de 1858. El doctor Pierre Romaine Dozous, que observaba incrédulo los eventos, declaró por escrito haber visto ese día a Bernardita dejar las manos en el fuego de una vela durante el tiempo que estuvo en trance ante la visión de la Virgen. Él mismo hizo varias pruebas hasta que Bernardita despertó y se quejó. La piel no mostraba ningún daño. Este hecho es simultáneamente y de manera inmediata, constatado por el médico del pueblo, el doctor Douzous, pues éste estaba presente entre la muchedumbre.
El médico ya venía documentando hechos acontecidos en el manantial, y este es un milagro más de la Inmaculada Concepción.
16 / JULIO / 1858
Aparición
18º
Jueves 16 de julio de 1858, día de la Virgen del Carmen. Bernardita siente interiormente el misterioso llamamiento de la Virgen y se dirige a la Gruta. La joven se encuentra una sorpresa, el acceso al lugar estaba prohibido y la Gruta, vallada. Se dirige entonces, al otro lado del Gave, enfrente de la Gruta.
Un mes antes, el 8 de junio, el alcalde de Lourdes toma la decisión de vallar la Gruta, esta fue atrincherada y puesta a vigilancia de guardias, que no dejaban pasar a nadie.
Se llegó a la situación de multar a todos aquellos que se arrodillaran frente a la Gruta, e incluso a aquellos que hablaran de la Gruta. Pero Bernardita, su tía y unas vecinas, deciden descender por unas praderas contiguas que no dejaba de acudir a aquel lugar santo.
Posaron sus rodillas lo más cerca posible de la Gruta, pero sin poder llegar a ella. Es entonces que Bernardita cuenta:
“Parecía como si estuviera delante de la Gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a la Ella. ¡Jamás la había visto tan Bella!”. Siendo esta la última aparición de la Virgen a Bernardita.
La vida de Bernardita cambió radicalmente después de las apariciones. Se convirtió en una figura pública y fue objeto de mucha atención y crítica. Sin embargo, ella mantuvo su humildad y su fe inquebrantable. Más adelante, se retiró a un convento en Nevers, Francia, donde pasó los últimos años de su vida.
Bernardita ingresó a la orden religiosa de las hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, hasta su muerte el 16 de abril de 1879 a los 34 años de edad. Fue canonizada como santa en 1933. Desde entonces, su vida y su fe han sido una inspiración para muchas personas.
¿CUÁL ES EL MENSAJE DE LA VIRGEN EN LAS APARICIONES?
Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes, al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
Es una exaltación a las virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje. Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.
Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
En sentido bíblico de las apariciones, Bernardita va a expresar la Encarnación, Pasión y Muerte de Jesucristo. Andar de rodillas hasta el fondo de la Gruta: es el gesto de la Encarnación, la sumisión de Dios hecho hombre. Comer hierbas amargas recuerda a la tradición judía que se encuentra en los textos antiguos.
El hecho de que María se apareciera en una gruta sucia y oscura, en un cubil de cerdos, en ese lugar llamado Massabielle, la peña vieja, es para decirnos que Dios viene a encontrarse con nosotros allí donde estamos, en medio de nuestras miserias, de nuestras causas perdidas. La Gruta no es solamente el lugar geográfico de los acontecimientos; es también un lugar donde Dios hace signos para manifestarnos su amor.